miércoles, 4 de junio de 2014

La clave de la creatividad. Los 4 desafíos del emprendedor

“La creatividad consiste simplemente en conectar cosas” Steve Jobs

Todos somos artistas de la vida, en cada persona palpitan deseos y sueños que quieren ser cumplidos. Lo que diferencia a quienes alcanzan lo que quieren y a quienes no es la decisión de construir el camino que conduce a la realización de las ideas.
Cuando en la mente se prende la lamparita empieza en ese momento el gran viaje de la creatividad, en el que atravesamos todos los paisajes emocionales y racionales que se puedan conocer y más. El primer pensamiento es “debo sentarme a escribir la idea”. Es verdad que hay que desarrollarla para que se transforme en un proyecto y se verifique su viabilidad, pero cuidado con creer que todo es misión de la mente, porque la acción es lo que terminará de darle sentido a lo que pensamos.

La idea surge e inmediatamente es necesario responderse hacia donde deseo ir, cuál es mi objetivo, qué quiero e iniciar el movimiento. El planteo de la misión del proyecto es fundamental para luego desarrollar el plan de acción que se va a llevar a cabo.

En todas las instancias de la generación de un proyecto nuevo, negocio o emprendimiento se requiere de la creatividad, que nos encuentra siempre en distintos estados y situaciones. El toque mágico de la innovación sucede cuando dos o más cabos se unen, y aunque cada uno tenga sentido por separado, cobran desde ese momento de encuentro una nueva vida juntos.

Atar cabos es el resultado de creer que es posible unir cosas distintas y lograr nuevos resultados. Por eso el primer desafío del emprendedor creativo es comprender que antes de crear debo creer. Que todo es posible, que tengo adelante una infinitud de posibilidades que sólo si yo lo decido comenzarán el curso de su realización, anular la creencia de que todo está hecho. Si la creatividad se trata de conectar cosas, ¡cuántas millones de combinaciones podrían hacerse! La cocina es un ejemplo, los sabores nunca son iguales a otros, y siempre están teñidos de la personalidad de quien elabora el plato, por eso, cada persona le imprime a su creación una impronta propia, irrepetible, en la que se plasman deseos, creencias y pensamientos únicos.

El segundo desafío: la creatividad es acción. La mente no es todo, somos seres holísticos, integrados por cuerpo, mente y espíritu, la dimensión racional es solo un punto de vista, y todo proyecto personal implica al emprendedor en todas sus facetas.
Como dice Daniel Elhelou, “la acción refleja lo que decidimos y creemos, refleja el observador que estamos siendo, condicionado por nuestras creencias”. La persona acciona de acuerdo a lo que piensa, por lo tanto, es positivo revisar a qué creencias respondemos porque al ser principios de acción son el manual interno del  comportamiento cotidiano. Por lo general, solemos poner el foco en las acciones para decidir lo que debemos modificar y de esta manera variar los resultados. Pero sucede que el comportamiento es la punta del iceberg, para alcanzar una transformación genuina de resultados debemos bucear hasta las bases sobre las que se erige la acción: mis creencias. La esencia que le da sentido a los pensamientos los cuales son la razón de nuestro comportamiento. A su vez, las creencias diseñan el modelo mental al que respondemos, no será factible obtener nuevos resultados  si antes no trabajamos sobre el observador que estamos siendo, sobre el modelo mental que condiciona la fabricación de creencias.

El tercer desafío: entender que hay una brecha entre lo que estoy siendo hoy y lo que quiero ser mañana. Para plantear un cambio necesito determinar una meta en el horizonte. Esto implica necesariamente una distancia, entre lo que estoy siendo hoy o que desea estar siendo mañana. Si puedo identificar la diferencia entre lo que estoy vivenciando hoy y lo que proyecto para un futuro estoy ante la presencia de una brecha. Probablemente, los cabos atados de hoy no serán los de mañana, las creencias que me hablan en un momento pueden ser muy diferentes en otro tiempo y lugar.
Es en esta brecha en la que encuentro el valor que me motiva para moverme de mi zona de confort, se despierta un nuevo interés y todo mi ser emprendedor se dirige a alcanzar el nuevo resultado.

El cuarto desafío: los tres pasos del logro: decisión- acción- cambio. Un buen ejercicio para estimular la creatividad es unir cosas, mezclar ideas y pensar cual podría ser el resultado posible. Seguramente lograremos nuevas formulas que no estaban pensadas, nuevos usos, nuevos productos, nuevos servicios. Lo primero es creer en la posibilidad de la mezcla, creer que es posible atar cabos diferentes, creer que algo nuevo está por nacer y soy yo el que va a acuñar su impronta. No está todo hecho mientras existan personas que sientan la necesidad de crear como fuente de energía.
Arranquemos: visualizo una nueva meta en el horizonte. El camino ya está iniciado, porque pensar en renovar los resultados significa que hay nuevos deseos por conquistar. Salir de la zona de confort es hallar nuevos intereses que me movilizan a pensar de otra manera, mis creencias entran en estado de vulnerabilidad, están a punto de ser modificadas porque el nuevo rumbo requiere de nuevos pensamientos.

Hallar nuevas posibilidades, desarticular viejas creencias, incorporar nuevas bases que me permitirán alcanzar el objetivo renovador. Creer que es posible es el primer logro, y quizás el más importante, del camino emprendedor.

Ma. Soledad Gonzalez Alemán
Dirección de Taller de Emprendedores